Argentina cuenta con una industria olivícola consolidada en regiones como Cuyo y el Noroeste, con condiciones agroclimáticas ideales para la producción de aceites de alta calidad. El mercado interno aún está en desarrollo, con un consumo per cápita bajo pero en crecimiento sostenido. El país representa tanto una plataforma estratégica de producción para exportación, como un mercado con potencial de expansión en el consumo local.