Brasil es el principal mercado consumidor de aceite de oliva de América Latina. Su consumo ha crecido de forma sostenida en la última década, impulsado por un mayor interés en la alimentación saludable, el aumento del poder adquisitivo en sectores medios-altos y la valorización de productos importados. Si bien es un mercado exigente en términos de logística y regulación, representa una excelente oportunidad para aceites diferenciados.